Salud

Táchira | El relato de la paciente cero que sobrevivió al COVID-19

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San Cristóbal.- Como una película de terror recuerda la joven tachirense María Angélica Contreras lo vivido en marzo de 2020, cuando entró al área de aislamiento del Hospital Central de San Cristóbal.

A sus 24 años vivió uno de los episodios más difíciles de su vida. Creyó que moriría por el ahogo que tuvo y que los médicos no sabían tratar, pues aún no existían tratamientos para intentar atacar el COVID-19.

Nunca le dijeron que tenía coronavirus; al contrario, le indicaron que se trataba de una neumonía por gérmenes atípicos. Cuando asistió al hospital, esperaba tener un reposo para justificar su falta en el trabajo, pero los médicos le dijeron que debía quedarse hospitalizada. Le pidieron a sus familiares Levofloxacina y Azitromicina para tratar su enfermedad.

Lo vivido lo recuerda de memoria. El miedo y la cercanía a la muerte son las sensaciones que le quedaron de aquellos días en el área de aislamiento que vio acondicionar, pintar y terminar, pues fue la primera persona en estar ahí.

«Estaba cuadrando con mi mamá para que me llevara el almuerzo y me empecé a sentir demasiado mal. Estaba acostada con mi oxígeno sin hacer nada y me empecé a sentir cansada como si caminara muy rápido. Me empecé a sentir peor, al punto de que no podía ni gritar ni hablar y sentí como si me ahogara con la lengua. Creí que estaba muriendo», relató Contreras.

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En medio de su ahogo -contó la joven- intentó quitarse la máscarilla pero no tenía fuerzas para hacerlo.»Como estaba conectada, todo empezó a sonar muchísimo, como de película de terror. Llegaron dos médicos y cuatro enfermeros y solo se miraban, se preguntaban ‘qué hacemos’. Luego me pusieron algo por la vena. Hice reaccion y fue peor porque me ahogué más; ahí sí me sentí realmente mal. Un doctor gritó ‘le pongo adrenalina en el pecho´ y ahí no sé qué pasó», dijo.

Tras un año de ese episodio recuerda con risa que antes de colapsar estaba hablando con su mamá, pues iba a llevarle el almuerzo, pero tras la inyección de adrenalina quedó inconsciente y al despertar pudo comunicarse con ella. Tras ese momento fue recuperándose y fue dada de alta al cumplir el aislamiento.

No está segura de cuándo se contagió, pues aunque llegó de Ocaña, Colombia, a finales de febrero, empezó a trabajar en un restaurante y tuvo contacto con dos mujeres italianas. También salió con algunos amigos, porque para ese momento no había cuarentena por el nuevo coronavirus.

Aunque fue la primera persona aislada con síntomas de COVID-19 en el centro centinela, no le hicieron ninguna prueba de descarte. Fue apenas el 6 de abril de este año cuando anunciaron en Táchira el primer caso positivo con este virus.

 

Lorena Bornacelly
Publicado por
Lorena Bornacelly

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