Los especialistas piden esclarecer la reciente muerte de bebé en Chacao para evitar que la población pierda la confianza en la vacunación | Foto: Cortesía @salainass (referencial)
Caracas.- La muerte de un bebé de 11 meses de nacido, ocho horas después de que se le aplicara un esquema de vacunas en Chacao, creó alarma y confusión en usuarios de redes sociales. Aún sin los resultados de la autopsia, que corresponde por lo extraordinario del fallecimiento, son muchas las dudas sobre la forma en que se realizó la jornada de inmunización, que es parte de la primera campaña de este año que anunció Nicolás Maduro, el lunes 11 de marzo.
Especialistas en el área de políticas públicas de salud y de atención pediátrica, consultados por El Pitazo este domingo 17 de mayo, enfatizaron que toda vacuna que se distribuye en el país debe pasar por un riguroso proceso de verificación. Al menos, así lo establece la norma internacional, que es ley de la República, gracias a un convenio suscrito por la nación.
El exministro de Salud, José Félix Oletta, detalló que al reportarse la eventualidad se inicia un proceso de investigación en el Instituto Nacional de Higiene (INH). El organismo regulatorio está obligado a identificar y sacar de circulación el lote al que pertenece la vacuna bajo sospecha para prever cualquier otra eventualidad.
“Es una obligación del Estado proveer en cualquier sistema de vacunación los mecanismos de respuesta oportuna para contrarrestar ese tipo de fenómenos. Una de las cosas que se hacen inmediatamente es que se suspenden los lotes de vacunas que se relacionen con el evento y se investiga. Se hace una investigación muy cuidadosa y eso le corresponde, por supuesto, al Ministerio de Salud y al Instituto Nacional de Higiene, la verificación de ese tipo de fenómenos. Ninguna vacuna se puede aplicar sin una certificación del Instituto Nacional de Higiene”, expuso.
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Oletta precisó que el procedimiento para el control de daños en relación con una vacuna fue diseñado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En el documento se establecen los criterios para el correcto manejo de los Eventos Supuestamente Atribuibles a la Vacunación o la Inmunización (Esavi). La llamada “Guía para las hojas de información de la OMS sobre Esavi» describe los episodios de afecciones a la salud relacionados con la vacunación.
Por eso, al llegar al país todos lotes pasan por un análisis exhaustivo, con base en un muestreo de las dosis recibidas. Este trámite es de obligatorio cumplimiento, independientemente del origen de las dosis. Al comprobarse que los componentes de las vacunas son inocuos, es decir, no causan daño en su administración en humanos, se otorga el permiso para su liberación. A este último paso se le denomina liberación.
“Los lotes se liberan para que las personas puedan recibirlos, con una certificación que otorga el Instituto Nacional de Higiene, que es el órgano regulador. Con mayor razón si la vacuna no se produce en Venezuela. Con esa certificación se avala no solo la calidad, sino la inocuidad. Todos esos parámetros están previstos como normas regulatorias por el Instituto Nacional de Higiene. No se puede aplicar ninguna vacuna sin que pase por ese filtro de calidad”, reiteró.
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Huniades Urbina, presidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, explicó las fases del proceso para esclarecer la posibilidad de que la muerte del niño tenga relación con la vacuna o alguno de sus componentes. Basados en datos obtenidos de forma extraoficial por trabajadores del Ministerio de Salud, el pediatra analizó los aspectos del evento que costó la vida del bebé y afectó a otros 10 niños más afecciones más leves.
“Era un niño que estaba a unos ocho días de cumplir el primer año y dentro del Programa Ampliado de Inmunizaciones se estila que, al faltar tan pocos días, no pasa nada por aplicar las vacunas completas. Las reacciones que presentaron los otros niños pueden estar en el rango de lo normal al aplicar las dosis. En caso de muertes inexplicables hay que hacer una autopsia, a ver si arroja alguna información”, razonó.
A juicio del exdirector del Hospital de Niños José Manuel de los Ríos, las causas de muerte pueden no estar vinculadas con las dosis aplicadas. Pues, pese a que fueron cuatro, estas no tendrían que causar un efecto nocivo en la segunda aplicación, como fue el caso del niño.
“Pueden ser múltiples causas, al parecer el niño estaba sano, sino, no le hubiesen puesto la vacuna. Cuando hay una reacción vacunal es con la primera, ya con la segunda y tercera dosis, si le corresponde, es poco probable que presente reacciones. El niño recibía la segunda dosis de pentavalente y la segunda de polio oral. Además, recibió la primera de sarampión, que le tocaba por la edad; rubéola y paperas, que son virus atenuados; y la de la fiebre amarilla”, aclaró.
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Ambos especialistas coincidieron en la necesidad de esclarecer el caso para evitar que la población pierda la confianza en la efectividad y seguridad de las vacunas. Resaltaron que la probabilidad de que estos casos se repitan es muy baja en el mundo. Argumentaron que no existe evidencia científica sobre la relación de las vacunas con la mortalidad infantil. “La vacunación es el proceso de salud pública más eficiente en la actualidad”, subrayó Oletta.
Hasta esta publicación no se conocían detalles de la autopsia. Una fuente dentro del Ministerio de Salud, que pidió reservar su identificación, aseguró a El Pitazo que ya iniciaron las averiguaciones para determinar el origen de muerte del bebé. Asimismo, desmintieron las versiones sobre la participación de la Misión Médica Cubana. El personal a cargo de la jornada ya fue interrogado y se espera determinar las causas de la eventualidad al término de esta semana.
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