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lunes, 1 julio, 2024
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En el hospital Central de Maracay fallaron todos los protocolos de emergencia durante los apagones

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El HCM quedó cinco horas completamente a oscuras. En este tiempo tuvieron que recurrir a métodos manuales para mantener con vida a pacientes que debían estar conectados a máquinas de oxígeno. Las lámparas de emergencia, que debían usarse al menos en áreas prioritarias, nunca aparecieron. La mística de los trabajadores salvó al hospital del colapso

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Viernes 8 de marzo, más o menos a las 2:00 de la tarde. El calor era insoportable y el olor de los baños sin lavar se percibía en el lugar. La luz natural no llegaba a las áreas internas del hospital Central de Maracay, que no tenía energía eléctrica desde el jueves 7 de marzo. Para trabajar, médicos y enfermeras debían iluminar con la poca carga que les quedaba en los teléfonos celulares, porque la única planta eléctrica disponible en el centro de salud se dañó ese viernes y dejó al HCM completamente a oscuras, durante cinco horas.

En este lapso los médicos de emergencia tuvieron que dar ventilación manual a pacientes entubados, iluminar áreas de trabajo con celulares, porque no aparecieron los equipos para emergencias, y junto a otros trabajadores, pacientes y sus familiares debieron soportar hurtos y robos dentro del centro de salud.

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«En fin, fallaron todos los protocolos de seguridad y emergencia del hospital y se demostró que este lugar funciona a base de mística de sus trabajadores y no porque cuente con el apoyo de la dirección de salud», contó una trabajadora que vivió junto a residentes, camilleros, camareros, enfermeros y personal de mantenimiento, el drama de mantener en pie el hospital más importante del centro del país, fundado en 1973. 

Nuestra informante lleva años trabajando en el HCM. Afirma que lo ama como a un hijo, pero tiene miedo, como la mayoría de los trabajadores de la salud, al hostigamiento y persecución que reciben del patrono si hacen comentarios adversos. Por eso contó la historia de las peores cinco horas sin luz que vivió en el hospital, bajo la reserva de su identidad. 


No se veía a absolutamente nada en el área de emergencia. Se estaba alumbrando con la poquita carga que tenían los teléfonos. Las lámparas de emergencia que prometieron dentro de un plan de contingencia nunca llegaron

Trabajadora del hospital

Las áreas prioritarias se quedan sin luz 

El viernes 8 de marzo, a las 2 de la tarde, la planta del hospital dejó de funcionar. «Ya se había advertido a la dirección de que la única planta eléctrica no estaba en buen estado, pero no se tomaron los correctivos del caso», explicó la trabajadora.

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«Yo recibo mi guardia sin luz, pero estaba la planta prendida. La mayoría de los trabajadores estábamos preocupados porque sabíamos que había fallado anteriormente, sabíamos que no iba aguantar mucho», dijo.

Y así fue. La planta se paró. Las áreas de emergencia pediátrica, adultos, obstetricia y pabellón de emergencia, quedaron de nuevo a oscuras, como el resto del hospital cuando el jueves a las 5 pm se presentó el apagón.

«Supuestamente habían unas lámparas de emergencia, pero cuando una de las jefas de la coordinación de medicina interna las solicitó, la respuesta fue que no estaban en el hospital», expresó.

Varios escenarios comenzaron a experimentarse en las penumbras de un edificio de nueve pisos que quedó sin ascensores, agua ni luz y abarrotado de pacientes. Cuando comenzaron los robos y hurtos en las instalaciones, médicos y enfermeras solicitaron a la seguridad reforzar la vigilancia, pero esto también falló.


En fin, fallaron todos los protocolos de seguridad y emergencia del hospital y se demostró que este lugar funciona a base de mística de sus trabajadores y no porque cuente con el apoyo de la dirección de salud

Trabajadora del hospital

«No llegaron ni policías ni militares, como lo hacen cuando hay marchas en la ciudad. Nunca se contó con apoyo», agregó. 

No se aceptán más emergencias

Entre las 2:00 de la tarde y las 7:00 de la noche del viernes 8 de marzo, personal médico y de enfermería continuó atendiendo las emergencias que llegaban al hospital, a pesar de que la orden era que si venían referidos de otro hospital, había que regresarlos a su centro de origen, porque no tenían capacidad de respuesta.

En esas cinco horas llegaron a la emergencia, al menos, 25 personas. Algunos presentaban síntomas de hipoglicemia, de accidentes cerebrovasculares (ACV), politraumatismos y secuelas de enfermedades renales crónicas.

«Nos dimos cuenta de que el último plan de mejoras era para meter más personal a trabajar, pero sin traer los insumos necesarios para situaciones de emergencia. El Hospital Central de Maracay, definitivamente, no está preparado para trabajar en medio de una contingencia de este tipo, y no por el personal porque de manera voluntaria médicos y enfermeras se han venido reuniendo para prepararse por si ocurre alguna conmoción social o un desastre natural. El problema está en la dirección y en Corposalud, que no tienen ningún programa de contingencia ni protocolo para estos casos «, comentó nuestra informante.

Al quedar sin energía eléctrica falló el aire acondicionado en todas las áreas prioritarias, lo que aumentó el riesgo de infecciones, porque esas áreas deben estar en un ambiente frío para neutralizar cualquier tipo de bacterias.

Médicos y enfermeras que trabajaban en medio de esta situación plantearon armar un área de triaje en las afueras del hospital, para aprovechar la luz natural y evaluar rápidamente a los pacientes en espera, pero, aseguran, la dirección del hospital no lo permitió.

«Nos dijeron que eso estaba prohibido, porque daba una mala impresión del hospital, ¿Ud puede creer eso, que les preocupe más la imagen que la salud de una persona? Lo cierto es que a los médicos y enfermeras no les quedó más que continuar examinando a los pacientes en malas condiciones, a oscuras y solo con la luz de los teléfonos. Incluso llegó una persona a la que le tenían que hacer múltiples procedimientos de emergencia, como traqueotomía y toracotomía, y esto se hizo con la iluminación de varios celulares», explicó.


Ya se había advertido a la dirección de que la única planta eléctrica no estaba en buen estado, pero no se tomaron los correctivos del caso

Trabajadora del hospital

Métodos manuales

El personal de los hospitales públicos venezolanos está preparado para la guerra. Al menos así lo demostró el equipo de salud que labora en el hospital Central de Maracay, que durante los apagones debió recurrir hasta al ambu (del inglés Airway Mask Bag Unit), conocido en medicina como «resucitador-manual» o «bolsa-autoinflable», que es un dispositivo que permite proporcionar ventilación con presión positiva para aquellos pacientes que no respiran o que no lo hacen adecuadamente, sin recurrir a equipos eléctricos.

«Había pacientes conectados a respiración mecánica. Médicos y también padres, en el caso de pediatría, tuvieron que dar ambu desde las 2:00 pm hasta las 7:00 pm -cinco horas en total- para salvar la vida de los pacientes. Gracias a Dios no falleció ninguno en ese lapso por falta de oxígeno», contó la trabajadora.

A las 7:00 de la noche del viernes 8 de marzo llegaron dos plantas eléctricas que prestó Corpoelec y energizaron las áreas críticas del hospital, pero el resto continuó a oscuras, sin ascensor ni agua. 

«Comenzamos a trabajar con el mismo miedo de que esas nuevas plantas fallaran. Se nos había dicho que solo tenían una vida de 24 horas, aunque tuvieran gasoil. Los pacientes que salieron a hacerse estudios se tuvieron que quedar en el área de emergencia, en la planta baja, ya que no podían subir porque la planta no alcanzaba para activar los ascensores. Estábamos en un colapso hospitalario que no fue resuelto», relató.

El día 9 de marzo, le tocó a nuestra informante el fin de su guardia sin fallecidos «asociados a las fallas eléctricas». Si hubo otros eventos riesgosos para los pacientes, aseguró que «esas cosas difícilmente alguien las confirmará por miedo».

La energía eléctrica llegó a todo el hospital el domingo 10 de marzo en la noche. Quince días después, el pasado 25 de marzo, tuvo lugar otro apagón general de escala nacional.

En esta segunda ocasión, la cobertura parcial de los requerimientos eléctricos del hospital desencadenó dos muertes. Ambas pacientes, de 75 y 81 años, no pudieron recibir oxígeno de las máquinas porque los ascensores estaban apagados. Ambas personas fallecieron.

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