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lunes, 26 agosto, 2024
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Toque de Diana | Algunos quisieran tener por lo menos un minuto con el papa

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Papa Francisco
Foto: Archivo

En la audiencia del Papa, en pleno escenario del Aula Pablo VI, en el Vaticano, a Francisco se le atraviesa un niño argentino con un autismo severo que le impide hablar. El niño, que quería saludar al Papa en persona, según comentaron luego sus padres a los medios de comunicación, escogió el momento más inoportuno y el lugar mas inapropiado para jugar. Pero el Papa Francisco lo consiente.
En lo adelante el niño se roba la atención de todos, sumando aplausos a sus travesuras. Nadie sabe de qué fue el acto. Todos podrían describir al niño, cómo iba vestido y a su hermanita menor, quien luego subió también al escenario para tratar de traérselo consigo, sin que lo haya logrado. Afortunado el niño, que logró la atención del máximo representante del catolicismo en el mundo.
Otros, adultos, que pueden hablar y que podrían incluso hacer muchas cosas más en pro de la libertad, ya quisieran poder tener por lo menos un minuto con Su Santidad. Tal es el caso de Maduro, quien, consciente, cómo no, del lugar más apropiado y del momento más oportuno para sí, quería una reunión con el Papa, así fuera cortita, como para cumplir, donde lo más importante sería la foto, la ansiada gráfica en el Vaticano, altote y civilmente enflusa’o en negro y de rojas intenciones, al lado de esa blanca y prístina sotana, todo un estruendoso «lero, lero, cara de tetero» a España y a su canciller, Josep Borrel, enfocado en que la legitimidad de Maduro tenga vigencia solo hasta enero de 2019, hasta el día 10.

Lee también: Un niño argentino, protagonista en la audiencia general del papa Francisco

La información emanada de fuentes del Vaticano y publicada hace poquito por el portal KonZapata, da muestras de lo que sería una jugada fantástica para dejar con los ojos claros y sin vista a la comunidad internacional, que amenaza, desde varios países, con terminar de retirar a sus embajadores de Caracas.
El que se va no hace falta, porque mira, yo aquí estoy nada más y nada menos que con el Papa. Con el mensajero de Dios, pues. Jesús, Francisco y Maduro. ¡Na guará de mensaje!
Pero por estos días, las diabluras admitidas solo son las de los niños «presi». El papa Francisco como que no quiere foto por el momento, mucho menos después de la última experiencia del Vaticano en el diálogo, en Santo Domingo, donde tuvieron un representante apostólico al que dejaron con los crespos hechos.
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