Ayer desde el balcón del pueblo el Gobierno rompió relaciones con Estados Unidos y le dio a su embajada en Venezuela 72 horas para que su cuerpo diplomático salga del país
Horas difíciles las que tenemos que contar los venezolanos. Cautela. Hoy las palabras, su gramática y la correcta morfosintaxis del español son escaleras hacia el entendimiento o precipicios como los de la carretera que nos lleva a Choroní.
De lo ocurrido ayer, la sorpresa. Y no solo para quienes no militan en ningún partido político de oposición. Al parecer dentro de la oposición algunos también quedaron, como dicen las tías, «con el tacón en la mano» y la quijada dislocada.
Sorpresa, si. Aunque ya no tanto para el sector oficial que, según lo visto, pudo haberse enterado de forma anticipada sobre lo que haría el diputado Juan Guaidó el martes, cuando supimos en la tarde noche que el TSJ convocaba una rueda de prensa para las 11 de la mañana de ayer y que terminó materializándose unas dos horas después. Lo mismo ocurrió con una rueda de prensa que se esperaba en el Palacio de Miraflores para horas del medio día.
Los agentes de inteligencia hacen muy bien su trabajo.
Las de anoche horas muy difíciles. Los días poco a poco comienzan a empatarse unos con otros surcidos por el desvelo, el insomnio, la luz del teléfono en la cara y en esa carrera de N K en la que se han convertido las redes sociales, las páginas digitales de noticias, el Whatsapp, los mensajitos de texto, las llamadas.
Les sugerimos, de nuevo, cautela. No todo lo que uno lee o escucha es cierto pero se vende rapidito porque suena como música con los mismos acordes de lo que uno quiere escuchar.
Vámonos con las preguntas.
Ayer desde el balcón del pueblo el gobierno rompió relaciones con Estados Unidos y le dio a su embajada en Venezuela 72 horas para que su cuerpo diplomático salga del país. Si los diplomáticos se van estarían reconociendo que el presidente venezolano sigue siendo el mismo. ¿Y si no se van?… Ahí es cuando es mejor no especular y buscar en la historia un mejor pasatiempo.
¿Se acuerdan de la crisis de los rehenes en Irán?
El 22 de octubre de 1979 el Sha de Irán, Mohammed Reza Pahlevi, viajó a Nueva York para, supuestamente, tratar el cáncer que padecía. El 1 de noviembre, el nuevo líder de Irán, el clérigo islamista chiíta, el ayatollá Ruhollah Jomeini, encabezó una revolución islamista que buscaba un nuevo gobierno, argumentando que el Sah era un «títere» de los intereses de Estados Unidos y que debía ser depuesto para imponer un nuevo gobierno, una república de carácter teocrático.
El 4 de noviembre la embajada estadounidense de Irán fue rodeada por un grupo de aproximadamente 500 estudiantes iraníes adeptos de la revolución islamista. Así, 52 estadounidenses fueron tomados como rehenes del 4 de noviembre de 1979 al 20 de enero de 1981, mientras que seis diplomáticos pudieron escapar de la embajada durante la toma, los cuales fueron refugiados por el embajador canadiense y su esposa en su residencia hasta su rescate (con un plan aparte del diseñado para quienes quedaron en la embajada).
El Presidente Carter llamó a las víctimas del secuestro «víctimas del terrorismo y la anarquía» y añadió que Estados Unidos no iba a ceder al chantaje.
A menudo, el movimiento islamista mostraba a los rehenes con los ojos vendados a la población local y a las cámaras de televisión. Los rebeldes islamistas dijeron que los ciudadanos cautivos serían liberados únicamente a cambio de la extradición del Sha a Irán para ser juzgado por «crímenes contra el pueblo iraní» en consonancia con las palabras del líder islamista, el ayatolá Jomeini, clérigo islamista chiita de línea dura, quien mantenía un discurso radicalmente imperialista y se refería incluso al gobierno estadounidense como «el Gran Satan».
Lo que vino después duró 444 días, forma parte de la historia universal contemporánea bajo el nombre de La Crisis de los Rehenes en Irán y se resolvió con la llamada Operación Garra de Águila.
Los afanados con la historia no somos solo nosotros.
Ayer Maduro también revisó la historia, en este caso de Venezuela, recordando al Bolívar derrotado de 1812 por las tropas realistas bajo el mando de Domingo de Monteverde que hicieron prisionero a Francisco de Miranda. En aquel entonces Bolívar tuvo que exiliarse rumbo a Curazao y luego a las provincias Unidas de la Nueva Granada. Es el Bolivar que escribió el manifiesto de Cartagena explicando por qué se había perdido la Primera República.
¿Por qué escogería Maduro justamente este pasaje de la vida de nuestro Libertador?
¿Para inspirarse porque después de este exilio obligado Bolívar volvió?
Bolívar solo hay uno.
