Maturín.- Los Godos I es un sector de la parroquia homónima en Maturín donde la ausencia de agua se evidencia al recorrer sus calles. Allí, los habitantes se aglomeran en la acera del Centro de Diagnóstico Integral (CDI) para llenar pimpinas, baldes y todo tipo de enseres para cargar hasta sus hogares; algunos caminan hasta un kilómetro y medio dos veces al día para abastecer sus casas.
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Eso es lo que hace Oscar Vásquez, habitante de la zona, desde hace dos años; tiene una carreta para cargar 18 pimpinas que vacía en un tambor grande que se llena con 12 de ellas. Manifiesta que está cansado de hacer el recorrido dos veces al día, de bañarse con tobo o de restringir el uso del agua en el apartamento donde vive.
Aunque Vásquez tiene dos años en este trajín, vecinos como Beatriz Zapata aseguran que la ausencia del servicio tiene 12 años en esta parte, que es la más alta de Maturín y que debería surtirse con el remanente que cae desde la potabilizadora del Bajo Guarapiche y también desde la planta de Mundo Nuevo, límites con Anzoátegui.
Esta potabilizadora estuvo paralizada desde 2014 tras una inundación y durante el último trimestre de 2019 fue rehabilitada para abastecer a esta zona y a las que están ubicadas en la parte oeste de la capital de Monagas, según anunció la gobernadora Yelitza Santaella en uno de sus programa de radio del año pasado.
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“Aquí lo único que hay es habladera de gamelote, para decirlo decentemente. Ya está bueno de tanta mentira, tendremos que meternos en la gobernación a pedir respuestas porque ya ni con protestar logramos algo”, dijo Ángel Chaguarán, afectado, en referencia a las afirmaciones de Santaella que indican que ha resuelto las fallas en el servicio hídrico en esta comunidad.
Chaguarán se levanta todos los días temprano para hacer cola en el CDI, donde asegura llegan hasta niños con envases pequeños para ayudar a sus padres a cargar agua. “Hubo un tiempo durante el período de El Gato (José Gregorio Briceño), cuando medio se solventó la situación y pudimos tener agua utilizando bombas”, recordó.
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Los vecinos de esta comunidad se quejan, además, que a veces los médicos cubanos del CDI apagan la bomba del pozo para que no se beneficien. “No hay ley. Estamos en un país donde mandan los extranjeros y no los venezolanos”, expresó Josefina Brito, quien esperaba su turno para cargar un botellón de 10 litros.
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