Microbios en rocas marcianas

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Por: Paulino Betancourt

Las rocas de Marte son un recurso raro y precioso aquí en la Tierra. Hasta ahora, las únicas muestras que tenemos son trozos de meteorito, desprendidos del planeta rojo y que viajaron a través del Sistema Solar hasta que finalmente chocaron contra la Tierra. Una pequeña parte de este material invaluable acaba de tener un uso fascinante: los científicos trituraron un trozo del meteorito y lo usaron para cultivar microbios extremófilos. Los resultados publicados en Communications Earth & Environment el 19 de febrero (un día después del aterrizaje del Perseverance), no solo demuestra que la vida podría existir en las condiciones reales de Marte, sino que también proporciona a los astrobiólogos nuevas biofirmas, que podrían utilizarse en la búsqueda de signos de vida antigua en la corteza del planeta rojo.

El meteorito en cuestión habría escapado de Marte hace 16 millones de años, cuando un asteroide o cometa chocó con el planeta y formó un cráter en medio de una gran explosión. El fragmento de 2 kilogramos de roca marciana se movió luego en una órbita elíptica alrededor del Sol, hasta que fue alcanzado por la Tierra hace unos 13.000 años. Aterrizó en la Antártida glacial, donde permaneció hasta 1984, cuando un grupo de caza meteoritos lo encontró en Allan Hills. La muestra se denominó ALH84001. Al principio, nadie sospechaba que procedía de Marte. Aproximadamente diez años después, los científicos examinaron a ALH84001 más de cerca y encontraron que no era un meteorito ordinario, sino uno que proviene de Marte. ¿Cómo lo reconocieron? Todos los meteoritos contienen algún rastro de gas, y ALH84001 tenía una composición idéntica a la atmósfera marciana. ALH84001 tenía más de 4,2 mil millones de años y presumiblemente existió en un momento en que el agua líquida era común en la superficie de Marte. El agua líquida es esencial para la vida tal como la conocemos.


El meteorito en cuestión habría escapado de Marte hace 16 millones de años, cuando un asteroide o cometa chocó con el planeta y formó un cráter en medio de una gran explosión

Paulino Betancourt

Estamos bastante seguros de que hace miles de millones de años, en el antiguo Marte, la atmósfera era espesa y rica en dióxido de carbono. Tenemos una muestra de algunas de las rocas que formaban la corteza marciana cuando el planeta era solo un bebé. Si existió vida antigua en Marte, entonces, es más probable que se parezca a un extremófilo. Estos son organismos que viven en condiciones que alguna vez pensamos eran demasiado hostiles para sustentar la vida, como a temperaturas bajo cero, lagos súper salados de la Antártida, manantiales geotermales volcánicos, la corteza inferior de la Tierra o en las profundidades del lecho marino. Aquí en la Tierra, también tenemos un grupo de organismos que pueden fijar dióxido de carbono y convertir compuestos inorgánicos (como minerales) en energía, que se conocen como quimiolitótrofos, por lo que el equipo de investigación consideró que este podría ser el tipo de organismo que vivió en Marte. Podríamos imaginar que existieron allí formas de vida similares a los quimiolitótrofos en los primeros años del planeta rojo.

El microbio que seleccionaron fue Metallosphaera sedula (M. sedula), un arcaico termoacidófilo que se encuentra en manantiales volcánicos ácidos y calientes. Este se colocó sobre el mineral marciano en un biorreactor que se calentó cuidadosamente, se llenó con aire y dióxido de carbono. Los científicos utilizaron microscopía (óptica y electrónica) para observar el crecimiento de las células. Y de hecho, ¡crecieron! Vieron cómo el microbio usaba y transformaba el material para construir estructuras, dejando depósitos de biominerales. Cultivado en material de la corteza marciana, el microbio formó una cápsula mineral compuesta de fosfatos de hierro, manganeso y aluminio. Estas son características únicas distinguibles del crecimiento, que no se habían observado anteriormente al cultivar el microbio en fuentes minerales terrestres. 

Las misiones anteriores a Marte, incluidas Curiosity y Opportunity, han sugerido que Marte fue una vez, hace miles de millones de años, un planeta húmedo con un entorno que probablemente había permitido la vida. Los astrobiólogos esperan que la reciente misión Perseverance pueda ofrecer alguna evidencia para probar si ese fue el caso. Además de un sistema de piloto automático mejorado, Perseverance lleva una serie de sofisticados instrumentos diseñados para analizar rocas en busca de biofirmas, o los sellos químicos de la vida. Esto podría proporcionar algunos datos invaluables en la búsqueda de vida antigua en Marte.


Estamos bastante seguros de que hace miles de millones de años, en el antiguo Marte, la atmósfera era espesa y rica en dióxido de carbono. Tenemos una muestra de algunas de las rocas que formaban la corteza marciana cuando el planeta era solo un bebé

Paulino Betancourt

Ahora que los astrobiólogos saben cómo son los depósitos cristalinos de M. sedula, podrían encontrar con mayor facilidad cosas potencialmente similares en las muestras que recabará Perseverance. Los investigadores ya han comenzado a analizar las imágenes desde donde aterrizó el vehículo para determinar qué tipos de rocas hay y cómo se formaron. Parte de la misión de Perseverance es recolectar muestras de roca marciana para devolverlas a la Tierra en la próxima década. Para ese entonces, los científicos seguramente estarán ansiosos por estudiar las muestras del suelo marciano buscando señales de extremófilos.

La posibilidad de que exista vida en Marte recibió un impulso con la publicación en junio del año 2000, con las imágenes del orbitador que muestran canales de erosión geológicamente frescos en las laderas de los cráteres marcianos. La evidencia sugiere que puede haber agua líquida en formaciones geológicas no muy por debajo de la superficie de Marte. Quizás esta agua brota en la superficie de manera intermitente y excava canales antes de que hierva rápidamente en el tenue aire marciano. Y donde hay agua líquida subsuperficial, puede haber vida.


PAULINO BETANCOURT | @p_betanco

Investigador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat.