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Las mujeres que descubrí acarician el alma

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Por Angeyeimar Gil

La sociedad venezolana tienen mucho rato metida en un ciclo de violencia que cada día nos sorprende por los niveles y las formas en las que se materializa. Resultado de múltiples determinaciones, pero en su mayoría por acción u omisión del Estado. Es muy agobiante saberse inmerso en una dinámica tan irritante, más cuando no vemos una alternativa próxima para salir de esa realidad. Sino que se agregan males mundiales como la pandemia. Entonces, decidí escribir al menos esta vez de cosas sublimes y relajantes, descubiertas en cuarentena. Un respiro para nuestro sufrir cotidiano. 

La cuarentena nos ha permitido usar tiempo suficiente en cosas que comúnmente no podíamos por nuestra dinámica contrarreloj. Y creo que también vale la pena valorar y mostrar las cosas buenas que la humanidad tiene para ofrecernos, que no son pocas, pero que al perder la batalla contra las malas abundantes, parece que no estuvieran allí, pero sí están y de ellas debemos prendernos para resistir, soportar, fortalecernos y enfrentar la realidad. 

Les voy a compartir tres de esos descubrimientos, no solo porque me gustaron sino porque esta recomendación tiene un trasfondo social y de lucha frente al sistema, que es la promoción de las mujeres del mundo como parte de la cultura musical, poética y literaria. Son mujeres increíblemente virtuosas e inteligentes y desde la música dicen cosas importantes para que la humanidad sea más humana. 

Katie James

En una reproducción continua de YouTube apareció de pronto una mujer con fisionomía europea, cabello rubio y voz latina. Si la escuchamos cantar y hablar es totalmente colombiana, pudiera de momento parecer venezolana, más cuándo se oye cantando Tonada de Luna Llena del Tío Simón. Se trata de Katie James, quien es de origen Irlandés pero desde los 2 años vive en Colombia. Estudió guitarra clásica y formó parte de un coro de cámara. Se especializó en arreglos musicales en la Universidad INNCA de Colombia. De sus 35 años de edad, 15 han sido dedicados de lleno a su carrera musical, aunque su primera canción la escribió a los 13 años y a los 9 ya tocaba el violín. Ha sido integrante de dos grupos musicales con amigos y en 2014 arrancó su carrera solista. Toca la guitarra con majestuosidad impresionante.

En Tolima, Colombia, vivió una infancia que ella declara «mágica» aunque no había electricidad, solo naturaleza. Ese conocimiento autóctono le ha permitido componer una de las canciones más lindas sobre la vida rural que he escuchado: Toitico bien empacado. Pero además cuenta en su página web que los niños y niñas de Atlantis, la comunidad anglo-irlandesa fundada por su mamá, no iban a la escuela, trabajaban la tierra y el huerto familiar como los adultos, sin sentirlo como un trabajo, era su cotidianidad, los ríos, el bosque, los animales, la siembra. Aprendió a leer a los 9 años porque así lo decidió y lo necesitaba. Antes, su interés era montar caballos, nadar y trepar árboles, jugar con la naturaleza. Su primer vínculo con la educación formal fue con la universidad, en la que obtuvo una beca de excelencia para toda su carrera. Su experiencia la hace dudar del sistema educativo formal que se establece desde igualar los ritmos de aprendizajes humanos, que para ella son diversos. La burbuja que su madre le construyó del mundo, en la que la naturaleza y los humanos son uno, se explotó en el año 2000 cuando mataron a su sobrino quien fue a despedirse de amigos antes de abandonar su paraíso por los desplazamiento que provocó la guerra en Colombia; este ya era el segundo desplazamiento que vivían. 

Resulta realmente reparador oírla y ver la versatilidad en el movimiento de sus manos por el mástil, con una voz dulce que entona: 

«¡Ay perdón, señor!

por ser yo tan imprudente

es que aveces me llegan estos

pensamientos irreverentes

¿Pa´qué va usted querer saber

sobre el ara´o?

¡Si allí en la esquina lo encuentra

toitico bien empaca´o!»

Sheila Blanco

La segunda historia tuvo otro recorrido más enrevesado. Un video de IGTV, la aplicación de videos de Instagram, que llegó por WhatsApp, me mostró una mujer joven, cabello ensortijado que narraba la historia de Ludwing Van Beethoven de una forma particular, entre graciosa, moderna y con mucha cultura, usando de fondo la Sinfonía No° 5. Enseguida llega otro mensaje con la misma cara, la misma voz pero esta vez narrando la vida de Johann Sebastian Bach y de fondo La armonía de la Badinerie de la suite Nº. 2 en si menor, y no hubo forma de no googlear para saber de quién se trataba. 

Sheila Blanco es la creadora de estos dos videos que forman parte de sus #BioClassics, en los que incluye Bach es Dios, la biografía de Johann Sebastian Bach, la primera versión que hizo en enero de este 2020. Ante la receptividad, continuó con Mozart, un niño genial; Beethoven Soy; El Moderno Debussy; Wagner, obra de arte total; Brahms, el más clásico de los románticos y El influyente Händel

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Es compositora, cantante, pianista y periodista española. Es colaboradora de la Cadena Ser –una emisora española– creando versiones de canciones famosas con textos cargados de crítica política actual de España. También forma parte del programa La Voz Kids de Antena 3, como coach vocal. Ha sido la vocalista de varios grupos. Tiene un disco que lleva por nombre Sheila Down y en diciembre terminó de grabar el disco Cantando a las poetas del 27, que resulta de gran valor para la lucha feminista, porque es una producción que tiene como propósito homenajear a las mujeres poetas de la generación del 27 que han sido borradas de la historia. Sheila comenta en uno de los conciertos virtuales que ha dado, que cuando se enteró, hace tres años, que existían estas mujeres, sintió alegría y dolor, alegría de reconocer en ellas la existencia y el aporte a la literatura de las mujeres en esa época; y dolor y rabia de que le hayan ocultado la mitad de la historia sobre la literatura de la generación del 27, aquella que a los 15 años le enseñaron en secundaria y en la que las mujeres no aparecieron. Su objetivo es homenajearlas, reconocerlas y que la humanidad pueda disfrutar de sus aportes, hasta que aparezcan en los textos de literatura de España. 

Un trabajo fascinante, lleno del amor, romance, dolor y sufrimiento de aquellas mujeres y sus particulares realidades que bien pueden universalizarse, en la voz fuerte y afinada de Sheila que le impregna el sentimiento justo en su interpretación, acompañando cada poema con una musicalización de piano impecable. Es sanador oír el concierto completo, incluida la biografía que ella hace de cada una de esas mujeres y de cómo fueron ocultadas por la dictadura y el machismo español, de lo que les costó estar en el lugar en el que debían –cosa que no lograron–, que a los hombres de su época no les costaba nada.

En el disco Cantando a las poetas del 27, Sheila incluye un poema propio que se titula Pájaros Negros, en el que habla de los miedos que acechan para hablar, opinar o proponer y también una invitación a enfrentarlos y atreverse, dice: 

“Ahí marchan los pájaros negros con las alas rotas.

Ahí marchan los pájaros negros ya me dejan sola;

ya queda el hueco de su anhelo y canta mi boca,

y escucho el eco de su vuelo y me vuelvo loca…”

Marta Gómez

A Marta también me la presentó YouTube. Es una colombiana muy versátil con un repertorio enorme y polifacético. Desde los 4 años es cantante de coro en un liceo en Colombia. Luego vivió en Nueva York y ahora en España. En 2003 abrió el concierto de la cantante Bonnie Raitt junto a John Mayer. También participó en un concierto de Mercedes Sosa. Vincula la música con la literatura. Por ejemplo, escribió una canción a partir del libro Paula de Isabel Allende, que se convirtió en banda sonora de la serie Capadocia de HBO y que tuvo la oportunidad de cantarle en vivo a la escritora. Musicalizó 12 poemas de Federico García Loca que incluyó en su sexta producción. Y tiene un doble disco con canciones infantiles llamado Canciones de Sol y de Luna que son realmente hermosas y suaves para convertirse en canciones de cuna. 

Marta, con voz dulce y aguda, con sonidos del folclore latinoamericano, siempre le canta a la vida, a lo cotidiano. Su música es alegre, aunque cante sobre cosas dolorosas y tristes, se oye con jubilo, hace crítica social desde el llamado a la acción, como en su canción Para la guerra nada y tiene una canción hermosa sobre la mujer, que se llama Lo innombrable, en la que canta con Raquel Riba Ros que además es dibujante, reconocida como @lola.vendetta, e incluye sus dibujos en el vídeo de la canción. En ella hace un homenaje a la mujer, a su capacidad creadora y su amor incansable por la humanidad que nace de ellas, también a saberse fuertes y apoyadas por la comunidad de mujeres del mundo desde la sororidad. 

“Mi voz es más grande que el cielo.

Más hábil que el viento humilde y eterno,

constante y sincero, directo y certero.

Más fuerte que el fuego, ya no tengo miedo

ni frío en los huesos,

mi calor es eterno”.

Estas tres mujeres me emocionaron, me hicieron reflexionar, me encantó que aparecieran para conocerlas y darlas a conocer, porque cada una, con sus particularidades y desde un trabajo de hormiguita, dejan en alto la calidad musical y humana de las mujeres. En la historia las mujeres han hecho cosas importantes, hermosas, sublimes y pocas son valoradas y reconocidas por los patrones culturales y en el siglo XXI sigue siendo un trabajo arduo transformar las ideas culturales que mantienen como rol principal de las mujeres la maternidad y como su espacio el ámbito privado del hogar. La lucha del feminismo incluye la visibilización de lo diversa que puede llegar a ser la acción femenina, que el virtuosismo musical, artístico y literario no es exclusivo de los hombres. Parte del trabajo incluye que nos hagamos eco de todo el trabajo de las mujeres en el mundo. Así como Sheila hace con las poetas del 27, toca hacer con las mujeres que hoy hacen historia. Que no haya posibilidad alguna de invisibilización a futuro. Somos la mitad del universo humano y hacemos con éxito y brillantez todos los ámbitos de la vida humana. Ellas tres son sin duda un extraordinario ejemplo.

Angeyeimar Gil es docente de la Escuela de Trabajo Social de la UCV. Trabaja como investigadora en la Red por los Derechos Humanos de los Niños, Niñas y Adolescentes (Redhnna). @angeyeimar_gil.  

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