Opinión

¿Diálogo o negociación?

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Por: Marcos Hernández López

En una sociedad democrática, la ciudadanía tiene derechos legales, políticos y sociales. Una de las más importantes características de un proceso democrático consiste en que las personas puedan dialogar, negociar soluciones para resolver situaciones que afectan su propia vida y el futuro de su sociedad. 

Evidentemente, elegantes por su naturaleza filosófica, diálogos eran los que realizaban los antiguos griegos Aristóteles, Platón, Sócrates; posteriormente Cohn-Bendit, Foucault y Sartre, Humberto Giannini, Kierkegaard, J-P. Proudhon. Los grandes diálogos fueron desarrollados en momentos muy complejos en el desarrollo histórico cultural del mundo, incluso en tiempos de guerras para alcanzar la verdadera paz y justicia entre los hombres. ¿Quién se podría negar si su casa estuviera en llamas y su solución dependiera de un diálogo o negociación entre partes con intereses bien definidos para apagar de inmediato el fuego? 

Para algunos los especialistas en las temáticas de diálogos o negociación, la  razón se impone y no se impone en críticos momentos históricos. Un buen diálogo o una buena negociación valora las soluciones a las problemáticas planteadas. En el diálogo o negociación se revelan en su dinámica buenas y malas intenciones de las partes involucradas, emergen distintos estados de ánimos, se mueven las estrategias, en definitiva, lo que no se puede ver tal vez en su inmediatez, por consiguiente, en ello radica su valor en la espera. Aunque el que espera desespera. Todo diálogo o negociación es una discusión o contacto que germina con la intención de alcanzar un acuerdo inmediato según la naturaleza de la crisis.


¿Quién se podría negar si su casa estuviera en llamas y su solución dependiera de un diálogo o negociación entre partes con intereses bien definidos para apagar de inmediato el fuego?

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Marcos Hernández López

En el contexto de Venezuela, son incontables los debates y críticas contra el diálogo y la negociación entre régimen y la oposición. La mayoría de las posturas vienen de la oposición, con toda la razón por el avance en la complejidad de la dimensión de la aguda crisis política, económica y social que vive el país, y porque según estudios 61,3% de la población desea una negociación que tenga como objetivo lograr un gobierno de transición. 

La oposición G4 concluye en sus análisis que hablar en este momento de diálogo o negociación simplemente apunta a darle más tiempo en el poder a Nicolás Maduro. 

Nicolás en su desorden tiene un orden, entra en contradicciones, no se da por vencido, mueve sus piezas de ajedrez con un discurso estratégico bien definido donde lo significativo para su proyecto político y sus aliados es lo económico y no lo electoral. La revolución muchas veces toma una posición radical y no presta atención a la razón o lógica comprensiva, construye diversos entramados, devela ante el mundo su culto por el poder, el pensamiento y práctica de la propuesta comunista política – económica de Lenin que dice “que a veces es necesario dar un paso atrás para poder dar dos adelante y poder avanzar”… El país espera por el debate, mientras pasan los días, horas, minutos y se deteriora la economía, los problemas sociales continúan su complicado camino hacia una pobreza que alcanza el 90%, mientras 15% venezolanos comiendo de la basura; nuevamente se incrementa de manera incontrolada el éxodo de nuestra gente, situaciones que develan tiempos oscuros ante una triste realidad, en la frontera Ecuador y Perú le están cerrando con soldados, fusiles y tanquetas el paso de los venezolanos que huyen desesperadamente de la miseria o virus del hambre de su país.


En el contexto de Venezuela, son incontables los debates y críticas contra el diálogo y la negociación entre régimen y la oposición. La mayoría de las posturas vienen de la oposición, con toda la razón por el avance en la complejidad de la dimensión de la aguda crisis política, económica y social que vive el país

Marcos Hernández López

El diálogo o negociación es posible si Maduro acepta la realidad de la urgencia país, en otras palabras: buscar un escenario electoral con las garantías necesarias para convocar el voto. Para muchas personas hablar de diálogo en este momento histórico con las experiencias pasadas, es perder el tiempo. Nicolás deja bien dibujado en sus actuaciones y discursos que no quiere abandonar el poder, tampoco lo dejan. Es un imperativo encontrar la forma de superar nuestras divergencias, por muy grandes que ellas sean. Venezuela cuenta con instancias y espacios, para resolver las disputas propias de una sociedad en su búsqueda de reconstruirse. Todos nuestros estudios de opinión pública reflejan que la mayoría de los venezolanos quieren cambios, realidad que representa en números porcentuales  85% según la lógica esta motivación no tiene una intención de darle extrainning al régimen, un proyecto político que da muestra de un total agotamiento en todos sus niveles de acción.

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Marcos Hernández López

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