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Zulia | Por primera vez en 200 años no bailan a San Benito

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San Carlos de Zulia.– Por primera vez en al menos 200 años de tradición, las cofradías que veneran a San Benito de Palermo en el estado Zulia no sonarán los chimbángueles ni declamarán letanías en tributo al onomástico que se conmemora cada 27 de diciembre en el occidente venezolano, debido a la pandemia por el coronavirus, que obliga a los templos a permanecer cerrados.

Este domingo 27 de diciembre, y por vía telefónica, Marcial Briceño, director de la Fundación Vasallos del Sur del Lago (Fundavasallos), precisa que junto a la Iglesia Católica acordaron acatar las disposiciones sanitarias emitidas por las autoridades. Los lugareños del municipio Sucre están llamados a quedarse en sus casas y no habrá eucaristías o encuentros en las calles.

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La Diócesis El Vigía-San Carlos de Zulia, por medio de un decreto firmado por el obispo Juan de Dios Peña, prohibió la concentración para exaltar tradicionalmente a San Benito de Palermo en la subregión zuliana, incluido Palmarito, que pertenece a la jurisdicción merideña del municipio Tulio Febres Cordero.

El santo no sale del templo

A su vez, en Cabimas, en la Costa Oriental del Lago, la tradición de hacer una multitudinaria concentración con procesión quedó sin efecto. «En unos 200 años, desde que se conoce la llegada de la imagen más antigua en Gibraltar, esta es la primera ocasión en que no haremos nada y reconocemos el riesgo que ello acarrea. Al menos, el santo no sale del templo», dice Briceño.

Afirma estar preocupado, porque un tratamiento para el COVID-19 puede costar hasta 1.200 dólares americanos. El líder de los chimbangueleros apunta que algunos vasallos se mostraron reacios ante la decisión e incluso algunos desafían las restricciones.

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En las últimas cinco fiestas, entre ellas los toques de obligación, o en la purísima, los chimbangueleros sacaron sus baterías de tambores para hacerlos resonar. «Para los lugareños será inevitable sonar los siete golpes tributarios en las calles de Santa María, San Antonio, San José, Bobures y varias comunidades cercanas a Caja Seca».

De hecho, según Marcial, en los tres pueblos santos, así como en Palo de Flores, El Batey y Guayana, han consumado toques sin la presencia del santo negro vestido de azul en devoción a Ajé, dios de las aguas, según la tradición africana dahomeyana.

Intercesión divina para erradicar el COVID-19

Cada 27 de diciembre el santo es “bailado” en un recorrido por las calles de 21 pueblos, tras consumarse la eucaristía eclesiástica. Los atavíos de la feligresía son predominantemente de color azul rey.

«El pueblo sale junto a su patrono, con banderas blancas y azules e instrumentos de viento y percusión. Se tocan los ocho tambores: el largo, las requintas y el respondón. También hay letanías que son transmitidas de generación en generación por medio de la oralidad; se aclama al santo por amor y en pago a sus promesas», recuerda Briceño.

También le agradecen por la vida y los frutos cosechados. Este año en particular, las organizaciones con ancestralidad pedirán fervientemente la intercesión divina para erradicar el virus letal que limitó una tradición ancestral del pueblo afrocatólico descendiente de esclavos, cuyos antepasados adoraron a dioses en el África.

Edwin Urdaneta
Publicado por
Edwin Urdaneta

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