Coro. En la calle El Sol de la ciudad de Coro, Adriana Romero abre la puerta de la nevera para mostrar la carne que empieza a descomponerse, tras más de 50 horas sin servicio eléctrico.
Una vez reestablecido el servicio, a las 3:00 am del lunes 11 de marzo, la preocupación es otra: se ha quedado sin agua potable.
Junto con otros vecinos, trancaron la calle para protestar. No hay agua ni para cocinar los alimentos que pueden salvarse, ni para bajar los baños.
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Tampoco hay camiones cisternas a los que recurrir y se ha acabado el agua para beber. Gregorio Sánchez, habitante de la zona, cuestionó la pasividad de sus vecinos.
“Esto es un caos, uno tranca la calle y los demás se rien como si aquí no estuviese pasando nada”, dijo.
Dos cuadras más adelante, en la calle Campo Elías, niños, mujeres y adultos mayores caminan con botellas o baldes.
A lo largo de la vía los vecinos optaron por levantar las tapas de los medidores y con mangueras improvisadas hacen cola con envases para llenarlos de agua.
A mediodía, un joven afirmó que está desde las 8:00 am cargando agua para llevar a su casa. Unos vecinos se prestan botellas; otros van con tobos de casa en casa, tratando de abastecerse.
En Coro, el esquema de racionamiento de agua que rige desde hace un año establece el suministro los días sábado y domingo.
Sin embargo, tras el apagón del jueves 7 de marzo, el calendario no se ha cumplido y las reservas en los hogares se han acabado.
Fanny Argüelles trata de comunicarse con algún familiar que tenga agua para poder lavar algunas prendas de vestir: “No nos queda ropa limpia”, dijo.
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