Punto Fijo.- Las autoridades del municipio Carirubana han mostrado preocupación por la profanación de tumbas que se ha estado registrando en los cementerios de la jurisdicción, elevándose a tres por semana.
Al entrar a los cementerios de la localidad es fácil ver tumbas abiertas, incluso se pueden ver los huesos de algunos difuntos, mientras que en otras hay muñecos extraños y vasijas sobre las tablas de concreto.
Por este mismo motivo, el alcalde del municipio Carirubana, Alcides Goitía, hizo lo pertinente para mover los restos de Don Rafael González, padre del municipio y los de toda su familia, desde el cementerio de Santa Elena hasta una plaza que ahora lleva su nombre y es resguardada por la seguridad municipal; sin embargo, los restos de los demás carirubanses siguen siendo hurtados.
Walter Perpetuini, supervisor de Servicios Funerarios de la Alcaldía de Carirubana, dijo que para la segunda semana de julio se habían profanado cinco tumbas en menos de una semana en el cementerio Virgen de Coromoto, ubicado en el sector Matacán. Dijo que la denuncia se ha formulado ante el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, subdelegación Punto Fijo.
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Expresó que tiene conocimiento de dos vehículos sospechosos que ingresan al campo santo entre las 5:00 y 6:00 pm; posteriormente a su ingreso, los trabajadores se percataron de la profanación de dos tumbas, de los años 1993 y 1995, que no tenían identificación.
Tres días después observaron otro vehículo, un Fiesta Power azul, con vidrios ahumados, y al retirarse, los trabajadores se percataron de que habían profanado las tumbas de Pedro Gutiérrez y Wilmer Márquez, ambos del año 2008 y de los cuales solo quedó parte del cráneo y la mandíbula; de las otras tres tumbas no dejaron ni el nombre de los fallecidos.
Detalló que la Policía de Carirubana ha recibido instrucciones de alcalde para que se cree un plan de resguardo de los camposantos, así como de los dolientes que los visitan, el cual se estaría implementando en los próximos días.
Ambos cementerios, tanto el Virgen de Coromoto como el Santa Elena, están bastante deteriorados y llenos de maleza, lo que hace que los delincuentes se escondan con mayor facilidad, además no tienen alumbrado público.
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