Por Crónicas de Chile
Santiago de Chile.- En sus maletas y desde su natal Guatire, el chef venezolano Andrés Johan Castillo se llevó una receta nunca escrita que lo convirtió en referencia en Chile dentro del mundo de la comida asiática: la sazón del hecho en casa, un secreto que hoy le permite saborear las mieles del éxito con al menos 40.000 clientes en las cuatro sedes de su restaurante @SushiEnCasa_cl
No fue fácil. La historia de Andrés tiene que ver mucho con la perseverancia, un valor que lo llevó a graduarse, hace 11 años, en el Centro de Capacitación de Gastronomía Profesional cuando había iniciado estudios de Administración de Personal. “A mí me gustó cocinar desde chamo”, recuerda, quien comenzó a trabajar en restaurantes de mariscos.
Un día tuvo la oportunidad de ingresar en un local de sushi, como ayudante. Su jefe era una persona cerrada, que evitaba formar sin que se lo ganara a aquel muchacho que tenía ganas de absorber conocimientos. Sin embargo, la primera oportunidad llegó con la renuncia de su superior. Así empezó a formarse en terreno. Se apoyó con cursos online y de a poco fue perfeccionando técnicas.
Andrés supo colocar siempre su propio sello a todo lo que preparaba. Corría 2010. Trabajó en Chao Pescao y SokiHana, en este último sitio como chef corporativo, responsable de supervisión del personal, compras, selección de menús y capacitaciones. También laboró en el Restaurant Nanami, primero como sushero y luego como gerente. “En ese momento se me ocurrió preparar el sushi en casa los fines de semana. Lo preparaba dentro del estacionamiento.
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Al principio mi mamá salía a tocarle la puerta a los vecinos para vender”, detalla. Esa fórmula quedó. A Andrés le gustaba trabajar en el ambiente familiar y de a poco, fue ampliando su hogar hasta transformarlo en un restaurant de dos pisos. “Sólo abría viernes y sábado. Nos iba muy bien, pero lamentablemente la crisis en el país igual nos alcanzaba”, recuerda.
Por ello decidió emigrar a Ecuador. Lo hizo a principios de 2017 con su esposa y sus tres hijos. Su experiencia fue durísima y decidió probar suerte en Santiago.
Llegó a finales de 2018 y consiguió un puesto en un restaurant en Lo Barnechea. Andrés le comentaba a sus compañeros que pronto se iba a independizar y lo miraban raro, pero con trabajo, dedicación y su particular sazón, se ganó la admiración de sus compañeros y su propio jefe.
Pasados 15 meses, desde un apartamento en Santiago y cada domingo, rescató con el apoyo de un primo el concepto de sushi en casa. Le agregó una creación que revolucionó la escena: torta de sushi, producto del que muchos reconocen como pionero.
“Terminaba pagando para que me cubrieran en el restaurant los viernes y sábados. La clave de mi éxito, además de la elaboración, fueron las promos por watsapp y el servicio de delivery”.
Entonces decidió renunciar. Con la llegada de la pandemia creció. De un local en un patio en Santiago Centro norte pasó a otro en Santiago Centro Sur. Luego abrió una sede en Huechuraba y por último un local en San Miguel. “Mi éxito se centra en pensar en lo mejor para mi familia y no rendirme nunca”.
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