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Santiago Schnell, el venezolano que fortalecerá la investigación en Universidad de Notre Dame

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Curioso sin límites, siempre animado por el deseo de saber, el biólogo venezolano que dirigirá la Facultad de Ciencias de la Universidad de Notre Dame, en Indiana, Estados Unidos, no se considera muy inteligente sino persistente y un poco obsesivo. Egresado de la USB, con doctorado en Biología Matemática de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, el caraqueño Santiago Schnell sigue haciéndose preguntas sobre los problemas cuya solución pueden significar un cambio en nuestra vida cotidiana

Se llama Santiago David Schnell Cortiñas y salió de Venezuela en 1998 para emprender un largo camino de exploración científica por Europa y América del Norte y es en Estados Unidos, su país de adopción desde hace casi 18 años, donde hoy recibe numerosos aplausos y sacude nuestro orgullo patriótico.

¿La razón? El científico venezolano de 49 años, que lidera el Departamento de Fisiología Molecular e Integrativa de la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan, fue elegido decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Notre Dame, en Indiana, una de las principales instituciones de enseñanza e investigación de Estados Unidos. Allí también tendrá, a partir del 1 de septiembre, un cargo permanente como profesor del Departamento de Ciencias Biológicas.

Entre los múltiples honores recibidos por su labor docente y de investigación destacan el haber sido nombrado científico académico del siglo XXI por la Fundación James S. McDonnell y líder emergente en salud y medicina por la Academia Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Nació en Caracas el 6 de octubre de 1971 y tiene raíces alemanas, pero aclara que los Schnell son irremediablemente venezolanos: su abuelo, que también se llamaba Santiago, nació en La Guaira a finales de siglo XIX y vivió en la capital del país toda su vida.


La mayor parte de los científicos no nos consideramos gente muy inteligente sino persistentes. Eso es vital para hacer una carrera científica

Santiago Schnell, decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Notre Dame

Licenciado en Biología en la Universidad Simón Bolívar (USB) y Doctor en Biología Matemática en la Universidad de Oxford, Reino Unido, Schnell vive la vida hacia adelante pero solo mirando hacia atrás puede explicar sus éxitos.

“El trabajo científico no es de una sola persona. El conocimiento le pertenece a la humanidad y es producto del esfuerzo de muchísimas personas. Lo mismo sucede con la educación: es producto de muchos profesores, padres, tíos, primos, hermanos, vecinos. Es imposible en la sociedad moderna tener éxito sin el soporte de muchas personas. En mi caso, nunca hubiese podido llegar a donde estoy sin la infraestructura de los colegios, los liceos y las universidades en Venezuela; si no hubiese sido por mis padres, por los profesores que tomaron la decisión de seguir educando a la nueva generación de científicos. Igual sucede con el conocimiento que he adquirido fuera del país. Creo que era Newton quien decía que uno siempre está parándose sobre los hombros de gigantes. Este triunfo es el triunfo de todos y eso incluye a toda la gente que jugó un papel fundamental en mi educación en Venezuela”, dice.

¿La clave de su éxito? Una fundamental: la persistencia. “La mayor parte de los científicos no nos consideramos gente muy inteligente sino persistentes. Estamos trabajando continuamente, fallando todo el tiempo y volviéndonos a levantar y comenzar otra vez. Eso es vital para hacer una carrera científica”, subraya.

Elegir un buen problema para investigar ha sido también el secreto de su éxito como científico. “Prefiero trabajar en problemas que antes nadie ha explorado. Y la razón es que si uno está trabajando fuera del campo donde el resto de la gente está haciendo contribuciones, uno va a ser siempre el primero, y el primero trae muchas oportunidades de hacer las contribuciones más grandes. La clave es trabajar en problemas que no ha trabajado nunca nadie y que la mayor parte de la gente ni siquiera considera importante o relevante”, sostiene.

–¿Puede explicarme qué hace un biólogo matemático? ¿Qué utilidad tiene esa profesión?

–Un biólogo matemático es como un traductor que se enfoca en entender y caracterizar los procesos biológicos fundamentales describiéndolos con ecuaciones matemáticas (…) Yo intento buscar un fenómeno que podamos describir de una forma matemática de manera que hagamos mediciones mucho más efectivas o podamos hacer predicciones del fenómeno que nos ayuden a entender mucho mejor el problema biológico (…) Para darte un ejemplo, la matemática que ha hecho posible el aprendizaje automático y la inteligencia artificial ha sido inspirada por los descubrimientos que hemos realizado en la biología evolutiva.

Schnell explora hoy modelos matemáticos que ofrezcan nuevas perspectivas para comprender el proceso de salud-enfermedad y quizá sean la clave para diseñar terapias que prevengan la enfermedad.

“En mi grupo de investigación nos especializamos en la transición entre la salud y la enfermedad. Resulta que la mayoría de nosotros sabe que está enfermo cuando acude al médico y nos diagnostican una enfermedad. Pero resulta que hay una transición entre la salud y la enfermedad que no está clara cómo ocurre. Nosotros intentamos a diario descubrir cuáles son las leyes físicas y matemáticas que guían al cuerpo humano en esa transición para procurar controlarla y proveer intervenciones al paciente que prevengan la enfermedad”, apunta.

Otra patología en la que este biólogo teórico y matemático ha dado pasos hacia un tratamiento más efectivo es la diabetes, en especial un tipo de diabetes juvenil muy rara, que es producto de una mutación. En estas batallas está implicado Santiago Schnell desde que estaba en Venezuela, donde ya se había enfrascado en la investigación del comportamiento de las enzimas, esas proteínas que controlan todas las reacciones químicas de nuestro cuerpo.

Ganó experiencia en el Instituto de Estudios Avanzados (Idea) bajo la tutela del científico Raimundo Villegas y en el Centro de Física del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic) con el científico Claudio Mendoza, su tutor en la USB. “Jugó un papel muy importante en mi transición de la ciencia experimental a la ciencia teórica”, recuerda.

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Mi obligación principal es fortalecer la educación y la investigación que se realiza en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Notre Dame y ayudar a que estudiantes y profesores sean exitosos

Santiago Schnell, decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Notre Dame

–¿Por qué decidió irse de Venezuela?

–La razón es muy simple: quería ser biólogo matemático. Entonces, en el país solamente había una persona especializada en el área. Y la recomendación es obtener el entrenamiento con un grupo de investigación mucho más grande, con gente que trabaje en el área y provea diferentes perspectivas de manera que puedas tener una educación científica más robusta. La intención era completar estudios de doctorado y postdoctorado para luego regresar a Venezuela y continuar mi carrera científica.

Pero la inestabilidad política de 2002 y 2003 en Venezuela torció la suerte del biólogo uesebista proveniente del Colegio Agustiniano Santo Tomás de Villanueva. Con dos hijos pequeños, y sin hallar oportunidades de empleo en el país, él y su esposa decidieron aplicar a trabajos en Reino Unido, Alemania, España, Canadá y Estados Unidos.

Duda que venga a quedarse entre nosotros, a volver a caminar por las calles de Caracas, a visitar Colinas de Bello Monte, la urbanización donde vivió con sus dos hermanos y sus padres Hans y María Cristina, y donde también frecuentó a un singular vecino, el docente, escritor y biólogo Serafín Mazparrote. Y no porque le falten ganas de volver: ahora con hijos que tienen planes de matrimonio el regreso se hace más difícil, dice.

–Sus méritos académicos son notorios, pero ¿cómo llega a la Universidad de Notre Dame? ¿Esperaba ser nombrado decano o resultó una sorpresa?

–Muchas gracias. Resultó ser que cazadores de talento contratados por las universidades para buscar personas que van a ocupar posiciones de liderazgo me contactaron. Me dijeron que yo estaba calificado para el trabajo y me preguntaron si estaba interesado. Apliqué y para mi sorpresa lo obtuve. Creo que todo este tipo de cosas son una combinación de suerte y de méritos. No me lo estaba esperando, creo que ellos tampoco.

–¿En qué deberá trabajar a partir de septiembre como decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Notre Dame?

–Mi obligación principal es fortalecer la educación y la investigación que se realiza en la Facultad de Ciencias y ayudar a que estudiantes y profesores sean exitosos. La ciencia está evolucionando y parte de mi obligación es tener una visión que asegure la inversión de recursos en las áreas de investigación. Es un trabajo complejo, pero es un sueño que tienen muchos académicos y es también una gran oportunidad de ejercer una influencia que no solamente me va a beneficiar a mí como científico, sino a la gente que trabaja en la universidad.

La sociedad venezolana hace frente a una crisis formidable que alcanza a las universidades. ¿Se puede hacer ciencia en medio de las dificultades?

Siempre se puede hacer ciencia en medio de las dificultades, de la misma forma que se puede hacer poesía en situaciones de mucha dificultad, del mismo modo que se puede hacer arte. La ciencia es un trabajo muy humano y es intelectual, lo que se requiere es tener un individuo que esté dispuesto a buscar dónde están los problemas que necesitan ser investigados y buscar de una forma muy innovativa cómo lograr resolverlos con los recursos que están a la mano, que son diferentes de un sitio a otro (…) Todos los países necesitan hacer ciencia. Y uno no puede dejarse sentir triste o achicopalado porque la situación no es ideal. Uno puede pensar en muchos ejemplos históricos de naciones que han sido completamente destruidas y que sistemáticamente las pocas personas que tuvieron el valor y el coraje de hacer investigación científica o trabajar en la academia o en la educación hicieron un impacto que lograron reconstruir el país.


Lo primero que echo de menos de Venezuela es la gente. El calor y el humor del venezolano no es fácil de encontrar afuera

Santiago Schnell, decano de la fFacultad de Ciencias de la Universidad de Notre Dame

–¿Qué consejos tiene usted para un joven venezolano con interés hacia las carreras científicas?

–Primero, tener el coraje de no sentirse mal cuando uno falla, el coraje de intentar cosas que otros no han intentado hacer, a pesar de que sean difíciles. Si uno no tiene el coraje para decir “fallé y lo tengo que volver a hacer”, es difícil tener una carrera científica. Segundo, es la persistencia. Uno está siempre intentando resolver problemas que muchas veces no tienen soluciones o si tienen soluciones son muy difíciles de descubrir. Tener persistencia, mucho más que inteligencia, es quizá lo más importante. Tercero, leer mucho, porque la ciencia y cualquier carrera académica está basada en la ignorancia. Uno intenta descubrir dónde están las grandes dudas y preguntas y la única forma en la que uno descubre la ignorancia es leyendo.

–¿Qué echa de menos de Venezuela?

–Lo primero que echo de menos es la gente. El calor y el humor del venezolano no es fácil encontrar. Adaptarse a otro tipo de sociedades es uno de los grandes sacrificios que uno tiene que hacer cuando emigra. También extraño muchísimo el clima y la diversidad natural que tienen Venezuela. Es muy fácil manejar cuatro horas y encontrar un ambiente totalmente diferente. Una fauna y flora distintas, con un paisaje único y eso no es fácil de encontrar fuera. También el acceso a la comida y a productos exclusivamente venezolanos se echa de menos mucho. He tenido quizá la mala suerte de vivir en zonas tanto en Europa como en Estados Unidos donde la población latina y venezolana es muy pequeña. Inclusive, en muchos sitios, nosotros hemos sido los únicos venezolanos en muchos kilómetros y, por supuesto, no hay acceso al maíz para la masa para hacer cachapa, a la harina Pan; una Frescolita o una malta son un lujo. Son muchas cosas que uno echa de menos.

–Suponga que vuelve a nacer y que tiene que dedicarse a una profesión distinta, ¿cuál elegiría? ¿Por qué?

–Es una pregunta difícil, pero creo que estaría entre tres profesiones. Sería quizás pintor o poeta o filósofo. Creo que suenan muy artísticas, pero me gustan porque son contemplativas.


Este triunfo es el triunfo de todos y eso incluye a toda la gente que jugó un papel fundamental en mi educación en Venezuela

Santiago Schnell, decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Notre Dame

Mardú Marrón
Publicado por
Mardú Marrón

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