Guillermo Miranda, el ciudadano peruano que protagonizó un video viral en el que atacó a un repartidor de comida venezolano, publicó un video este miércoles, 18 de noviembre, en el que pidió disculpas públicamente por lo que, según reconoció, fue un acto «lamentable» y «bochornoso».
«Yo personalmente quiero pedirte disculpas de corazón a ti, Junior Ramírez, por haberte hecho sentir tan mal. No hay razón que pueda justificar mi actitud, ni los problemas personales por los que haya estado pasando en ese preciso instante, ni toda la preocupación por la pandemia podrían justificar que yo te haya hecho sentir de esa manera», expresó.
Manifestó sentirse totalmente «arrepentido y avergonzado» por su acción, y dijo que espera próximamente poder disculparse personalmente con el venezolano agredido.
Miranda se ganó la indignación de las redes sociales luego de ser grabado por el propio repartidor, de nombre Junior Ramírez, mientras le reclamaba por un pedido de comida rápida enviado por la empresa Rappi, que supuestamente tenía la bolsa rota. Visiblemente enojado, el hombre insultó reiteradamente al joven venezolano, con groserías y ataques xenófobos, así como amenazas de golpearlo.
“Estoy harto de ustedes, ¿sabes? Tengo ganas de pegarte (…) ¿Quieres que te mande de un combo (puñetazo) a tu país?”, exclamaba en el video.
El ataque de Miranda le valió una multa emitida por la Municipalidad de Miraflores, distrito de la ciudad de Lima donde reside y ocurrió el hecho, por la suma de 4.300 soles (equivalentes a 1.200 dólares) por agresión y expresiones xenófobas. De igual modo, la Procuraduría Municipal remitió el caso a la Fiscalía, para tomar las debidas sanciones.
De acuerdo con la Ley contra actos de discriminación, suscrita en el Capítulo IV del Código Penal de Perú, las prácticas de segregación por diferencia étnica, racial, religiosa o sexual se penan con la «prestación de servicios a la comunidad de 30 a 60 jornadas o limitación de días libres de 20 a 60 jornadas».
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Junior Ramírez, venezolano de 23 años que grabó el video donde era agredido, ha sido entrevistado por diversos medios de comunicación locales, a los que ha declarado que emprenderá acciones legales contra Miranda.
Antes de que se publicara el video de disculpas, Ramírez había aclarado que no conocía el nombre de su agresor ni el número exacto de su casa, pues el ataque ocurrió en la planta baja del edificio, por lo que pidió a las autoridades peruanas ubicarlo para tomar las medidas correspondientes, como efectivamente ocurrió luego.
Explicó que el detonante de la furia de Miranda fue que la bolsa de papel biodegradable que contenía el producto que transportaba se abrió en una esquina por la humedad del refresco, el cual se salió al levantarlo. Ante la molestia causada, Ramírez le ofreció cancelar el pedido y que se le devolviera su dinero, pero en cambio recibió más insultos y amenazas del cliente.
«No sé cómo una persona puede reaccionar así«, contó el joven migrante, quien es padre de una niña de un año de edad.
Ramírez ha recibido el respaldo no solo de la comunidad venezolana en Perú, la segunda más grande América del Sur, con 862.000 inmigrantes, sino también del gremio de repartidores tanto de Rappi como de otras empresas similares, quienes desde el martes mantuvieron una protesta pacífica con sus motos alrededor del edificio donde vive Miranda.
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