93% de las niñas y adolescentes aseguraron sentirse seguras estando dentro de su hogar. Foto cortesía El Tiempo
Caracas.- No tener documentos de permanencia regulares, la falta de cupos, el embarazo precoz y las condiciones económicas y de movilidad alejan a las niñas y adolescentes venezolanas migrantes en Colombia, Ecuador y Perú de un derecho fundamental: educarse con calidad. Es una de las conclusiones de la organización Plan Internacional en un informe publicado con motivo al Día Internacional del Refugiado, celebrado el pasado 20 de junio.
Plan International consultó a 452 niñas y adolescentes refugiadas con edades comprendidas entre 10 y 19 años para su informe Niñas Venezolanas: Voces de la migración. Estudio en Colombia, Ecuador y Perú, en el cual se destaca que 28% de las niñas y adolescentes está fuera de los sistemas educativos, debido a la falta de documentación (20%), falta de cupo en la institución educativa (20%), embarazos a temprana edad (15%) y otros factores como falta de recursos o la necesidad de trabajar para ayudar a sustentar el hogar.
«Me iba a dedicar a estudiar, pero (…) el arriendo, la comida. Mi mamá no puede sola (…) Tengo que dejar los estudios para ayudar a mi hermana, igual que a mi mamá», indicó una adolescente venezolana entrevistada en Quito, Ecuador
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El estudio también revela que 40% de ellas no accede a servicios de salud y que 19% de las adolescentes mayores de 15 años afirmó estar o haber estado embarazada. A esto se suma el hecho de que 52% de las niñas manifestó haber sentido preocupación por no tener alimentos y 44% aseguró haberse ido a dormir con hambre.
«Cada sistema, educativo, de salud, de justicia y de protección, debe atender, sin dilación, apoyar y guiar hacia la ruta de regularización de las niñas y adolescentes. Mientras esto sucede se debe permitir que gocen plenamente de sus derechos, como es el compromiso de los países firmantes de la Convención sobre los Derechos de la Niña y del Niño», recomienda la organización Plan Internacional.
Según las menores consultadas, ciudadanos de sus países receptores suelen mantener prejuicios y estereotipos hacia ellas, calificándolas como promiscuas, sexualmente dispuestas a lo que sea y que migran para prostituirse. Al respecto, 21% y 13% de las niñas y adolescentes, respectivamente, han atestiguado situaciones de violencia, abuso sexual o agresiones verbales en contra de sus paisanas.
«Siento que si uno fuera hombre no le dirían ciertas cosas. No harían ciertas insinuaciones, porque también pasa que uno sale y comentan “ah, como esa china es ‘veneca’, seguro es regalada», contó una adolescente venezolana de 15 años entrevistada en Cúcuta, Colombia.
El informe arroja que 93% de las niñas y adolescentes aseguraron sentirse seguras estando dentro de su hogar y a su vez manifestaron que salir a la calle acompañadas de personas conocidas, en locales comerciales y lugares donde puedan refugiarse al menos de manera temporal, les resulta útil para mitigar los riesgos de violencia sexual y violencia basada en género.
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