Mérida | Comienza reparación de bote de aguas servidas en la ULA

Mérida.- Personal de Aguas de Mérida C.A., así como de la Alcaldía del municipio Libertador y de la Gobernación del estado Mérida, junto a obreros de la Universidad de Los Andes (ULA) comenzaron el pasado lunes, 3 de agosto, la reparación para eliminar un bote de aguas negras que desde hace más de cuatro años afectaba a la Facultad de Farmacia y Bioanálisis de esta casa de estudios en la entidad.

«Las autoridades de la Facultad de Farmacia y Bioanálisis hacen del conocimiento a toda la colectividad merideña que el 3 de agosto se dio inicio a los trabajos para solventar la problemática del bote de aguas negras que se encuentra ubicado en el estacionamiento del Instituto Autónomo Hospital Universitario de Los Andes (Iahula), el cual colinda con la Facultad de Farmacia y Bioanálisis. Como es del conocimiento de todos por más de cuatro años ha permanecido esta situación, trayendo como consecuencia una constante contaminación, afectando a toda la comunidad profesoral, administrativa y estudiantil que hacen vida en nuestra Facultad», dice un comunicado emitido por las autoridades de la referida Facultad.

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Oswaldo Ferrer, presidente de la hidrológica regional, dijo a Radio Fe y Alegría que los trabajos de reparación en curso comenzaron con el uso de una máquina de excavación para destapar dos tanquillas de aguas pluviales y hacer un dragado con guayas en la zona afectada.

Ferrer detalló a la emisora local que se utilizó un compresor hidráulico para limpiar el pavimento hacia la avenida Don Tulio Febres Cordero y la zona que comunica hacia la entrada principal del Iahula, primer centro asistencial de la región y hospital centinela para la atención de casos COVID-19.

El pasado 21 de julio El Pitazo publicó la denuncia realizada por Robert Lobatón, director de la Escuela de Farmacia de la ULA, donde indicaba que el bote de aguas negras estaba empeorando como consecuencia de la temporada de lluvias y la falta de mantenimiento a las alcantarillas cercanas.

La problemática afectaba a casi 2.000 ulandinos, entre estudiantes, profesores y trabajadores de la Facultad, así como a personas que transitaban por el estacionamiento y la calle por donde circulaban las aguas negras desde comienzos del año 2016.