En dos ocasiones la Dgcim intentó capturarlo, pero los procedimientos resultaron infructuosos | Foto: cortesía
“Hirieron a Toñito”, fue el comentario que circuló el pasado fin de semana entre pobladores de Santa Elena de Uairén, quienes no dejaron de especular acerca del móvil de los hechos.
Al mencionar este seudónimo en dicha población fronteriza, que funge como capital del municipio Gran Sabana, sus habitantes se dividen: unos describen a este personaje similar a Robin Hood y atribuyen a su propiedad cuanto bodegón o negocio abre sus puertas en esa zona, lo presentan como un próspero comprador de oro y diamantes. Otros aseguran que se trata de un testaferro de altos jerarcas del chavismo, que hizo de Santa Elena de Uairén un epicentro del contrabando de minerales, alimentos y armas.
A la leyenda de “Toñito” cada vez le suman más características: una porción de la población asegura que no existe. Otros, sobre todos las mujeres, lo describen como a un hombre de generosos atributos físicos a quien le llueven conquistas, tanto del lado brasilero como venezolano, pero la contraparte indica que es su poderío económico lo que en realidad llama la atención de las mujeres.
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Andrés Antonio Fernández Soto, de tez blanca, cabello castaño claro y contextura gruesa, llegó proveniente del estado estado Sucre a Santa Elena de Uairén hace 30 años, cuando era un niño.
Mientras contaba los días que lo acercaban a la adolescencia se desenvolvió en un hogar humilde. Ya pasados los 15 años se sumergió en su primer negocio ilegal, robar carros tanto en Brasil como a en Venezuela, picarlos y luego vender sus piezas, aseguran fuentes que lo conocieron cuando era muy joven.
Personas cercanas aseguraron que con el dinero reunido compró un motor de mina y se adentró a la Gran Sabana en busca de oro y otros preciados metales.
Hizo enlaces con cuanta autoridad pasó por puestos importantes, tanto gubernamentales como militares y policiales, también concretó sólidas amistades con la empresa privada.
Hoy en día se encuentra solicitado por autoridades venezolanas por los delitos de legitimación de capitales y tráfico de oro. En 2018 y 2020 funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) intentaron detenerlo, sin resultados positivos.
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El primer hecho ocurrió en el municipio fronterizo de Pacaraima (Brasil), donde lo abordaron mientras almorzaba con un grupo de políticos de la Alcaldía del municipio Gran Sabana. El procedimiento fue infructuoso debido a sus escoltas que lo rescataron.
El fin de semana ocurrió un hecho similar, pero fueron pobladores venezolanos, entre ellos varios indígenas, los que evitaron que funcionarios de Nicolás Maduro lo trasladaran a Venezuela.
Toñito figura en la lista de los delincuentes más buscados del estado Bolívar desde que el gobierno de Nicolás Maduro realizó la operación Manos de Metal en mayo de 2018. Según las autoridades figura como líder de una banda compuesta por militares, policías y exfuncionarios de la gestión del exgobernador Francisco Rangel Gómez, dedicados principalmente a la extracción de oro, coltán y demás minerales de diferentes sectores mineros de la Gran Sabana.
Durante el reciente intento de captura recibió un tiro en una pierna, fue atendido en un hospital de Boa Vista, Brasil. Se desconoce su paradero.
Según informaron fuentes del vecino país, para recibir la condición de refugiado se comprometió con autoridades brasileñas a informar sobre la actuación de grupos irregulares que actualmente se encuentran en la Gran Sabana, explotando diversos territorios tras minerales como torio, coltán y oro.
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