276 personas perdieron la vida durante los hechos del Caracazo, de acuerdo con las cifras oficiales. | Foto: Archivo
Caracas.- El 27 de febrero de 1989 los venezolanos salieron a las calles a protestar en contra de las medidas económicas decretadas por el entonces presidente Carlos Andrés Pérez (CAP). El alza del combustible fue la chispa que encendió a la ciudad satélite de Guarenas (a 30 kilómetros de la capital) y provocó los disturbios más grandes que recuerde Caracas, donde se trancaron varios puntos y hubo saqueos generalizados.
La protesta vino semanas después de la toma de posesión de Carlos Andrés Pérez, en un acto realizado el 2 de febrero de 1989 en el teatro Teresa Carreño con la participación de presidente y líderes mundiales, como Dan Quayle, vicepresidente de Estados Unidos; el expresidente italiano Bettino Craxy; el presidente de la Internacional Socialista, William Brandt; y todos los mandatarios del Latinoamérica, incluido Fidel Castro, para entonces primera figura de Cuba.
A pesar de que el aumento de la gasolina desató la protesta, los venezolanos reaccionaron al denominado paquete económico impulsado por CAP y recomendado por el Fondo Monetario Internacional (FMI). La medida, llamada por CAP como el Gran Viraje, limitó los subsidios, liberó los precios y eliminó la tasa de cambio preferencial, entre otras acciones.
A propósito de conmemorarse 32 años de uno de los eventos más resaltantes de la historia contemporánea de Venezuela, El Pitazo te presenta las claves del mes rebelde oficialista.
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El Caracazo. El 27 de febrero de 1989 se produjo una explosión social que tuvo su origen en la ciudad de Guarenas, cuando la población de la localidad salió a protestar en contra del aumento del pasaje, luego de que el día anterior se había incrementado el costo de la gasolina. El aumento del combustible fue parte de una serie de medidas económicas que prácticamente imponía el FMI y que fueron acogidas por el entonces presidente CAP.
En los alrededores del sector conocido como Menca de Leoni, los manifestantes quemaron autobuses, cerraron calles y formaron barricadas; luego vinieron los saqueos. Estas protestas, cuyos episodios más fuertes se presentaron los días 27 y 28 de febrero, se replicaron en casi todo el país.
De acuerdo con cifras reconocidas por la Fiscalía, 276 personas murieron durante los días 27 y 28. Este estallido social contó con el protagonismo de una población que se encontraba en descontento por la situación económica del país, pero también por los escándalos de corrupción de la época.
A pesar de que el Caracazo fue un movimiento social en el que ni los partidos políticos ni militares disidentes tuvieron algún tipo de participación oficial, el chavismo decidió apropiarse de un hecho tan resaltante en la historia, al punto de que en febrero de 2007 decretaron el cambio de nombre de la urbanización Menca de Leoni, en Guarenas, por el de 27 de Febrero. Esta medida generó el rechazo de los habitantes del sector popular donde se presentaron los primeros hechos de la implosión social de 1989.
Intento de Golpe de Estado de 1992. El 4 de febrero de 1992, el entonces teniente coronel Hugo Chávez Frías y el equipo constituido por Francisco Arias Cárdenas, Yoel Acosta Chirinos, Jesús Miguel Ortiz Contreras y Jesús Urdaneta, ejecutaron un intento de golpe militar contra Carlos Andrés Pérez.
Entre las causas mencionadas por los golpistas para atentar contra la investidura presidencial se encontraban: el descontento de los rangos bajo y medio de las Fuerzas Armadas por los hechos de corrupción verificados en los altos mandos militares, las políticas neoliberales aplicadas en el país y la gestión política y económica de Carlos Andrés Pérez. Estas dos últimas fueron parte del motivo que originó el Caracazo.
Este intento de golpe militar no consiguió sus objetivos y los militares sublevados fueron enviados a prisión. Pero dos de ellos, luego de conseguir su libertad, se dedicaron a la política: Francisco Arias Cárdenas y Hugo Chávez Frías.
Primera presidencia de Chávez. El 2 de febrero de 1999, Hugo Chávez Frías se juramentó por primera vez como presidente de Venezuela. Fue un acto llevado a cabo en el Palacio Federal Legislativo, donde juró delante de Dios y de la patria sobre “una moribunda Constitución” que iba a impulsar las transformaciones democráticas necesarias para obtener una Carta Magna “adecuada a los nuevos tiempos”.
La identificación de Hugo Chávez con líderes de la historia de Venezuela lo llevó a mitificar y, por ello, a celebrar el febrero rebelde, pues en este segundo mes del año suceden -según lo creía el hoy fallecido Chávez- hechos que han marcado a Venezuela como si fueran una predestinación histórica y no producto del azar. Obviamente, el mismo Chávez se creía uno de los líderes predestinados. En el mes de febrero nacieron dos importantes figuras venezolanas:
Natalicio de Ezequiel Zamora. Cada 1 de febrero se celebra el nacimiento de uno de los líderes militares de la Guerra Federal, Ezequiel Zamora, quien propugnaba la reforma agraria a favor de las clases campesinas. Permanentemente, el nombre de Zamora estaba incluido en los discursos de Chávez.
Natalicio del mariscal Antonio José Sucre. Cada 3 de febrero se celebra el nacimiento de uno de los protagonistas de la independencia latinoamericana, el Gran Mariscal de Ayacucho, quien destacó por su participación en numerosas victorias en los campos de batalla. Ciertamente, Sucre no era un nombre que fluyera constantemente en el discurso de Chávez, pero alguna estima le tenía por ser uno de los aliados más importantes de Bolívar, a quien el expresidente endiosó.
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En los tiempos de Hugo Chávez y gracias a la bonanza petrolera, las celebraciones del febrero rebelde eran ostentosas: desfiles y cierres de avenidas marcaban la agenda.
En 2015, Nicolás Maduro se refirió a febrero como un mes histórico, rebelde y revolucionario, en un intento de rememorar las celebraciones de su antecesor; sin embargo, en los últimos años los festejos han decaído hasta llegar a un discreto feriado municipal para conmemorar un estallido social en el que el chavismo no fue protagonista.
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