En Venezuela, como en la mayoría de los países iberoamericanos, el tercer domingo de junio se celebra el Día del Padre. En medio de un proceso hiperinflacionario y un poder adquisitivo que apenas permite sobrevivir, la recreación, incluso en día festivos, se ve limitada.
El bulevar de Sabana Grande es conocido por ser un lugar de esparcimiento para los caraqueños; sin embargo, este domingo 16 de junio lució desolado y los comercios permanecieron cerrados, evidenció El Pitazo.
Las familias recorrían todo el paseo, desde Plaza Venezuela hasta Chacaíto, pero pocas se detenían a comprar, comer o a tomar.
Padres, madres y niños pasaban el rato sentados bajo la sombra de algún árbol en medio del bulevar abandonado.
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Algunas tiendas, de los pocos establecimientos que estuvieron abiertos, ofrecieron descuentos en zapatos y prendas de vestir para caballeros, a propósito del Día del Padre.
Incluso algunas plazas, como la Francia, en Altamira, estuvieron deshabitadas y funcionaron como lugares de paso.
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